Querida Delia:
Quiero disculparme por haberme ausentado tanto tiempo, pero he de ser franco y decir que no tuve el valor de mandar las tres últimas cartas que escribí. Se que debiste haberte preocupado y que nada justifica mis acciones, pero hay algo que debo decirte y no creo poder hacerlo por este medio.
Mi madre ya está mejor, mi hermano encontró trabajo como herrero y yo me he estado haciendo cargo de la viña de papá. Los días son soleados por acá.
Quiero verte, Delia. Estaré en el pueblo la siguiente semana y me gustaría encontrarme contigo debajo del puente, junto a la barca. Por favor escríbeme antes para saber cómo estas.
Afectuosamente.
Roberto del Faro
PD. Mamá manda saludos para ti y Copo de nieve.
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